La esperanza, por sobre todo…
Dijimos ya en un capítulo anterior
que es importante la esperanza. Y esta viene de manera natural después de la
etapa de la tristeza. Todo a su debido tiempo.
Ya el sólo hecho de someterse al
tratamiento, cualquiera sea el tipo, es una muestra clara de que hay
esperanzas. Muchos detalles son indicativos de que nos alienta la esperanza de
vencer el cáncer. Por eso se va al médico y se acude a la ciencia para que nos
ayude. Habrá quien rece o haga una promesa a algún santo, y es muy válido y
útil que así sea porque se trata de aumentar la esperanza. Pero, acompañado de
las obras. Es decir, con la debida asesoría y sometimiento a los adelantos de
la medicina. Y dejar todo a la voluntad de Dios, que quiere la salud, de manera
definitiva. Decir lo contrario, no es esperanza. E ir absolutamente abandonado
y con la certeza de que superará.
El primer obstáculo son nuestros
desánimos y nuestras ganas de no seguir. Ese es el primer problema. Aún así no
hay que bajar la guardia, como se dice. Pero no se trata de hacer un recetario,
como ya hemos dicho, con esta, la tercera vez. Hay que aferrarse a que todo
saldrá bien. Y, si no, pues se intentó.
Habrá muchos métodos, como, de
Programación Neuro-Lingüística, Medicina Mente-Cuerpo, Medicina Transpersonal,
Psicooncología, Psiconeuroinmunología y otras técnicas afines. Estas son
herramientas ya profesionales para elevar la autoestima en momentos tan
difíciles. Si se puede asistir, hasta sería beneficioso. Pero no todos tienen
esa posibilidad y tiempo disponibles. La lectura y la escritura, como en el
caso mío, es una herramienta muy útil. Muy pocos tendrán esa herramienta y
facilidad. Otra ayuda sería la de conversar con la propia familia, pero
evitando el sentido lastimero, que en nada nos ayudaría. Hay que tener
dignidad, por sobre todo. Creo que esta sería la primera terapia: nuestra
dignidad de personas, a pesar del cáncer. Evitar a toda costa que nos tengan
lástima. En nada nos ayudaría. Con la cabeza en alto, aunque la procesión vaya
por dentro.
Otra herramienta sería y es la del
rezo. Y es la más natural y muchas veces la más efectiva. Es la herramienta
común y la más utilizada. Lo importante es que nos ayuda a abrigar que todo
será mejor. Entonces, pues hay que acudir a ella, pero evitando la división
entre la acción y la petición. Es decir, “a
Dios rogando y con el mazo dando” como se dice en nuestros refranes
populares. No hay otra. Rezando para que Dios nos ayude, y poniendo todos los
medios para que esa ayuda sea efectiva y real. Algunos esperarán una
intervención milagrosa; pero, el milagro se realiza en nuestra manera de
enfrentar la enfermedad, dándole la batalla. En este punto, muchos verán la
mano de Dios y se sentirán escogidos por Dios por su situación. Si eso le hace
sentir bien, pues, tampoco hace daño que piense así. Piense así. Y seamos,
igualmente, respetuosos.
¿Cuál rezo sería el mejor? El que
nos ayude a encontrar paz. Tampoco se trata de una fórmula mágica, porque la
enfermedad seguirá estando presente hasta que no se haya combatido totalmente.
La experiencia del rezo del rosario ayuda mucho a encontrar la tranquilidad y
la paz emocional, y es muy recomendable. No se puede negar la protección
maternal de la Virgen María que nos comprende como sus hijos y nos alienta a
seguir adelante, a pesar de los pesares.
¿Dios hará el milagro? Por supuesto,
que ya lo está haciendo. Primero, ya Dios puso en la misma naturaleza todos los
mecanismos de ayuda, tanto física como mentalmente. Ya esta haciendo de por sí
el milagro. Después, le ha dado mucha inteligencia al hombre para investigar y
estudiar y ayudar a mejorar la naturaleza. Ya eso es una confirmación de que si
existe el milagro.
Pero, ¿va a intervenir directamente
Dios para cambiar el rumbo de la enfermedad? Ya lo está haciendo… El milagro se
está dando… Esa es la esperanza y no hay que soltarse… Corresponde, ahora, no
perder el sentido de la historia, por parte nuestra. Esa es la clave… Pero, hay
que tener cuidado, porque muchos confunden la voluntad de Dios con el
determinismo o el destino.
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