viernes, 30 de diciembre de 2016

Algunas cosas del entorno de entonces



            Se dijo desde un comienzo que este libro se iría escribiendo como fuesen sucediendo las cosas. Muy bien. Y las cosas iban como iban, tanto a nivel del tratamiento, como a nivel mundial. Así teníamos que en Georgia y Rusia había conflictos armados. Rusia quería demostrar que después de la Perestroika con Gobarchov, ahora, volvía a hacer sentir que seguía siendo una potencia, y que estaba dispuesta a demostrarlo, así la OTAN y el Occidente se reuniesen para condenarla. Y así estaba sucediendo. El famoso grupo de los ocho, estaba llamándose por esos días, ya no el G8, sino el G7, porque estaban ya excluyendo a Rusia, y, entonces, ya no eran ocho, sino siete… Cosas de diferencias, aparentemente, o más que eso… ¡Quién sabe![1]
            A nivel deportivo mundial se estaba realizando y terminando los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, con todas las sorpresas que estaba ocasionando. Ya el solo hecho de haberse realizado los Juegos era un triunfo sobre todos los intentos que se hicieron para que no se realizaran, en los que entraban tantos intereses de potencias, aún deportivas. Muchas esperanzas estaban cifradas en China. Y grandes maravillas tecnológicas se descubrieron para sorpresas de todos. No hubo nada que lamentar a nivel de la inseguridad como las tentativas de terrorismo y todos esos fantasmas que se habían querido levantar para oponerse, entre otras cosas, a que se realizaran los Juegos justamente en China. Todo había sido muy bien a pesar de los malos augurios y presagios de profetas de desastres.
            En Venezuela las cosas iban como iban. Para unos muy bien; para otros, no tanto. Se avecinaban las elecciones de noviembre, y por esos días de agosto, las tensiones de las elecciones estaban en un segundo plano porque todo giraba sobre los Juegos Olímpicos de Beijín. Y aun cuando no se quisiera hacer la relación las esperanzas deportivas de los atletas venezolanos tenían también su connotación política. Ya el solo hecho de la campaña del envío de 109, presentados como la revolución de oro y medalla de oro para la revolución, le daban un carácter netamente político. Porque estaba implícito y sin ninguna reserva la comparación de que nunca antes de la revolución se había enviado tanta gente a competir a unos Juegos de tanta envergadura. Nada menos y nada más que 109 atletas. Por lo menos 109 medallas. Si no todas de oro por lo menos 109 de bronce y ya eso era más que bastante para ser conformes. Pero iban pasando los días de las competencias y se desinflaban las esperanzas y se restaban las posibles medallas. Los abanderados y los atletas promesas quedaban como promesas y nada más.
            Sin duda que “todo el mundo hace leña del árbol caído”, como se dice. Pero los comentarios y los temas de conversación por esos días no podían ser otros sino esos, sobre todo los tales 109, que estaban haciendo lo que estaban haciendo… nada… o un poquito más, para ser generosos, “casi nada”, para no ser tan crueles y duros con la realidad que se evidenciaba. Con razón o sin ella se hablaba de ese tema. Con sentido de humor algunas veces, y otras, con mucho sentido de ironía y hasta de burla, sin descartar la vergüenza, y sufriendo pena ajena, aunque también propia, porque eran nuestra representación.
            Pero hay cosas de sentido común y de simple matemática que hay que tener en consideración, más para los casos de niveles tan altos de exigencia deportiva, como los que se estaban realizando. Matemáticas y estadísticas, no más. Así por ejemplo, si el registro marcado, tanto a nivel mundial como de Juegos Olímpicos era de una cifra tal, lo más prudente era que quien fuese de Venezuela, tenía que estar, por lo menos cerquita de ese registro marcado en el deporte en el que pretendía competir. Si ni siquiera se acercaba a esa medida, ¿para qué, entonces, iba a ir a competir, si no reunía las mínimas condiciones de esa competencia que era y es estar en el rango del registro como record? Eso lo iba a llevar a hacer lo que fueron a hacer: nada. Porque para eso fueron preparados y enviados. Y, ¿entonces, dónde quedaban los preparados y los entrenadores respectivos, que ni siquiera tuvieron tiempo de mirar los datos olímpicos, por lo menos de Atenas 2004, para saber a qué atenerse y a quién preparar para tan grande evento?
            Pasemos a datos concretos para un futuro. Miremos algunos records de los actuales Juegos Olímpicos (u Olimpiadas) de Beijín 2008, sólo como referencias.

En el Atletismo Masculino: 100 metros
Record Mundial
Tiempo:9.69. Atleta:BOLT Usain. País: Jamaica
Record Olímpico:
Tiempo:9.69. Atleta:BOLT Usain. País: Jamaica

            Ya se sabe que el tiempo record, registrado para la historia, tanto para el record mundial como el de una olimpiada de es de 9 segundos con 69 milésimas de segundos, en 100 metros, en la versión masculina. Si Venezuela piensa mandar para las próximas Olimpíadas a un corredor o a varios para competir en los 100 metros (masculino) tiene que saber que el que vaya tiene que hacer 100 metros por lo menos en 9 segundos treinta milésimas de segundos. Por lo menos, 30 milésimas menos. Si, por el contrario, hace 100 metros en 15 segundos y más, ¿para qué cara…cas, va a competir, si no tiene ningún chance, porque con toda seguridad ese registro será superado por otro que si lo hace en menos?. Aplíquese la misma lógica para la natación, ciclismo y otros deportes de ese estilo. No se diga para el levantamiento de pesas: si el record es de 145 kilos, por decir una cifra, y el venezolano solo puede levantar 96, ¿para qué cara… cas, va, y para qué lo entrenan y pierden tiempo? Que pase otro que sí pueda. Permítasenos una ironía en este momento: creo que ni los 109 que mandaron, todos juntos, iban a poder levantar lo 145 kilos, mucho menos uno solo…
            Los venezolanos estábamos muy tristes por esos días por esos resultados. 109 atletas y bla… bla… bla… Y toda una tarde de cadena televisiva el día del envío de los atletas. Tanto para una sola medalla. Si; pero iban a competir con los mejores de los mejores. Con más razón: manden a los mejores de entre los mejores para competir con los mejores, si no, no manden, porque ya se sabrán los resultados, como de hecho. Si; pero, se está ganando experiencia para las próximas, se podría alegar. A otros con ese consuelo barato. O sea, que dentro de cuatro años va a ser peor, porque si le sumamos cuatro años más a los atletas que fueron ahora, tendrán cuatro años más viejos, y, así, que menos, que menos… O sea, que “no mejo…ra… nada el enfermo”, como se dice eufemísticamente. La experiencia que los atletas venezolanos que fueron a Beijín 2008, morirá con ellos. Esa experiencia será intransferible. Será suya y solamente suya (o suyas para generalizar a los que fueron). En todo caso Venezuela aparece empatada de penúltima con otros más en el número 67, porque los que están en el 68, son la lista de los últimos. O sea que gracias a la güara (larense) que vive en Puerto la Cruz nos salvamos de estar en la lista de empatados en los últimos. Y eso que eran 109…
            Y ¿qué tiene que ver todo esto con la experiencia del cáncer? Pues nada y mucho. Ya que cada experiencia es cada experiencia y cada circunstancia es cada circunstancia y no se parece a nada ni a nadie. Sólo nos toca enfrentar el presente como venga y viene. Lo que será, será. Y lo que no fue, no fue. Es lo que es. Así de sencillo. A cada día le bastan sus afanes, nos dice la Biblia. Además el estar enfermo de cáncer no nos aísla de la realidad de la vida, ya que todo continúa igual, y esa era nuestra realidad por entonces, a nivel de Venezuela y el mundo…O sea, que también me trasnoché algunas veces viendo las competencias, a pesar de todo…
            A todas estas ya se me aplicó la cuarta sesión de la quimioterapia. El virus de la boca y de la nariz ya pasó a la historia y se contaron todos los burros, dando la cuenta completa: cinco. Faltan dos quimios para completar el tratamiento de seis. Aunque no se puede negar que hay un burro que se me está queriendo extraviar en la cuenta, ya que me han mandado a realizar una radiografía en la columna vertebral por algunas molestias que se están sintiendo, sobre todo cuando me estoy cierto tiempo sentado. El médico dice que uno de los detalles del linfoma non hodgkin es que se aloja justamente en la columna vertebral y que hay que estudiar con detenimiento para descartar toda posibilidad de complicaciones. Lo que más tristeza me da es que es para el 8 de septiembre que tengo que realizarme ese examen y no podré presidir la misa de la Virgen del Valle en mi parroquia, por lo menos a las ocho de la mañana. Se realizará un rosario a esa hora, y si todo va bien, a las seis de la tarde sí se hará la misa solemne de la Patrona de Oriente: la Virgen del Valle: Ruega por nosotros. Amén.



[1] Se denomina G8 a un grupo de países industrializados del mundo cuyo peso político, económico y militar es muy relevante a escala global. Está conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia. La pertenencia al grupo no se basa en un criterio único, ya que no son ni los ocho países más industrializados, ni los de mayor renta per cápita ni aquellos con un mayor Producto Interior Bruto. Los orígenes del G8 se establecen en marzo de 1973, cuando, a petición del Secretario de Tesoro estadounidense, George Shultz, se reunieron los ministros de finanzas de Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Francia y el Reino Unido. En la cumbre de 1975, en Rambouillet, Francia, se produjo la entrada de Italia y, dos años más tarde, en 1977, en la cumbre de San Juan, Puerto Rico, se unió a ellos Canadá. Tras este último se formó el G-7, que a partir de 1998, con la integración de Rusia, se denominó lógicamente G8.
                En la Cumbre de Kananaskis (Canadá, 2002), el G-7 se convirtió definitivamente en G8, con la admisión de Rusia como miembro de pleno derecho a todas las discusiones. Esto ha sido considerado como un premio por el esfuerzo de Rusia por incorporarse a la economía de mercado. Aunque el hecho de que sea una potencia nuclear seguramente ha influido en la entrada de este país en el Club de los países más poderosos del planeta. Aunque, en esos días, agosto de 2008, según las noticias, se decía, que: “la participación de Rusia en el Grupo de los Ocho (G8) y su deseo de entrar en la Organización Mundial de Comercio (OMC) se encuentran en peligro a causa de la crisis con Georgia, declaró el secretario estadounidense de Comercio, Carlos Gutiérrez, a un semanario alemán” (cfr. las noticias de los periódicos de esos días).

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