Algunas cosas del entorno de
entonces
Se dijo desde un comienzo que este
libro se iría escribiendo como fuesen sucediendo las cosas. Muy bien. Y las
cosas iban como iban, tanto a nivel del tratamiento, como a nivel mundial. Así
teníamos que en Georgia y Rusia había conflictos armados. Rusia quería
demostrar que después de la Perestroika con Gobarchov, ahora, volvía a hacer
sentir que seguía siendo una potencia, y que estaba dispuesta a demostrarlo,
así la OTAN y el Occidente se reuniesen para condenarla. Y así estaba
sucediendo. El famoso grupo de los ocho, estaba llamándose por esos días, ya no
el G8, sino el G7, porque estaban ya excluyendo a Rusia, y, entonces, ya no
eran ocho, sino siete… Cosas de diferencias, aparentemente, o más que eso…
¡Quién sabe![1]
A nivel deportivo mundial se estaba
realizando y terminando los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, con todas las
sorpresas que estaba ocasionando. Ya el solo hecho de haberse realizado los
Juegos era un triunfo sobre todos los intentos que se hicieron para que no se
realizaran, en los que entraban tantos intereses de potencias, aún deportivas.
Muchas esperanzas estaban cifradas en China. Y grandes maravillas tecnológicas
se descubrieron para sorpresas de todos. No hubo nada que lamentar a nivel de
la inseguridad como las tentativas de terrorismo y todos esos fantasmas que se
habían querido levantar para oponerse, entre otras cosas, a que se realizaran
los Juegos justamente en China. Todo había sido muy bien a pesar de los malos
augurios y presagios de profetas de desastres.
En Venezuela las cosas iban como
iban. Para unos muy bien; para otros, no tanto. Se avecinaban las elecciones de
noviembre, y por esos días de agosto, las tensiones de las elecciones estaban
en un segundo plano porque todo giraba sobre los Juegos Olímpicos de Beijín. Y
aun cuando no se quisiera hacer la relación las esperanzas deportivas de los
atletas venezolanos tenían también su connotación política. Ya el solo hecho de
la campaña del envío de 109, presentados como la revolución de oro y medalla de oro para la revolución, le daban
un carácter netamente político. Porque estaba implícito y sin ninguna reserva
la comparación de que nunca antes de la revolución se había enviado tanta gente
a competir a unos Juegos de tanta envergadura. Nada menos y nada más que 109
atletas. Por lo menos 109 medallas. Si no todas de oro por lo menos 109 de
bronce y ya eso era más que bastante para ser conformes. Pero iban pasando los
días de las competencias y se desinflaban las esperanzas y se restaban las
posibles medallas. Los abanderados y los atletas promesas quedaban como
promesas y nada más.
Sin duda que “todo el mundo hace leña del árbol caído”, como se dice. Pero los
comentarios y los temas de conversación por esos días no podían ser otros sino
esos, sobre todo los tales 109, que estaban haciendo lo que estaban haciendo…
nada… o un poquito más, para ser generosos, “casi nada”, para no ser tan
crueles y duros con la realidad que se evidenciaba. Con razón o sin ella se
hablaba de ese tema. Con sentido de humor algunas veces, y otras, con mucho
sentido de ironía y hasta de burla, sin descartar la vergüenza, y sufriendo
pena ajena, aunque también propia, porque eran nuestra representación.
Pero hay cosas de sentido común y de
simple matemática que hay que tener en consideración, más para los casos de
niveles tan altos de exigencia deportiva, como los que se estaban realizando.
Matemáticas y estadísticas, no más. Así por ejemplo, si el registro marcado,
tanto a nivel mundial como de Juegos Olímpicos era de una cifra tal, lo más
prudente era que quien fuese de Venezuela, tenía que estar, por lo menos
cerquita de ese registro marcado en el deporte en el que pretendía competir. Si
ni siquiera se acercaba a esa medida, ¿para qué, entonces, iba a ir a competir,
si no reunía las mínimas condiciones de esa competencia que era y es estar en
el rango del registro como record? Eso lo iba a llevar a hacer lo que fueron a
hacer: nada. Porque para eso fueron preparados y enviados. Y, ¿entonces, dónde
quedaban los preparados y los entrenadores respectivos, que ni siquiera
tuvieron tiempo de mirar los datos olímpicos, por lo menos de Atenas 2004, para
saber a qué atenerse y a quién preparar para tan grande evento?
Pasemos a datos concretos para un
futuro. Miremos algunos records de los actuales Juegos Olímpicos (u Olimpiadas)
de Beijín 2008, sólo como referencias.
En el Atletismo Masculino: 100 metros
Record Mundial
Tiempo:9.69. Atleta:BOLT
Usain. País: Jamaica
Record Olímpico:
Tiempo:9.69.
Atleta:BOLT Usain. País: Jamaica
Ya se sabe que el tiempo record, registrado
para la historia, tanto para el record mundial como el de una olimpiada de es
de 9 segundos con 69 milésimas de segundos, en 100 metros, en la versión
masculina. Si Venezuela piensa mandar para las próximas Olimpíadas a un
corredor o a varios para competir en los 100 metros (masculino) tiene que saber
que el que vaya tiene que hacer 100 metros por lo menos en 9 segundos treinta
milésimas de segundos. Por lo menos, 30 milésimas menos. Si, por el contrario,
hace 100 metros en 15 segundos y más, ¿para qué cara…cas, va a competir, si no
tiene ningún chance, porque con toda seguridad ese registro será superado por
otro que si lo hace en menos?. Aplíquese la misma lógica para la natación,
ciclismo y otros deportes de ese estilo. No se diga para el levantamiento de
pesas: si el record es de 145 kilos, por decir una cifra, y el venezolano solo
puede levantar 96, ¿para qué cara… cas, va, y para qué lo entrenan y pierden
tiempo? Que pase otro que sí pueda. Permítasenos una ironía en este momento:
creo que ni los 109 que mandaron, todos juntos, iban a poder levantar lo 145
kilos, mucho menos uno solo…
Los venezolanos estábamos muy
tristes por esos días por esos resultados. 109 atletas y bla… bla… bla… Y toda
una tarde de cadena televisiva el día del envío de los atletas. Tanto para una
sola medalla. Si; pero iban a competir con los mejores de los mejores. Con más
razón: manden a los mejores de entre los mejores para competir con los mejores,
si no, no manden, porque ya se sabrán los resultados, como de hecho. Si; pero,
se está ganando experiencia para las próximas, se podría alegar. A otros con
ese consuelo barato. O sea, que dentro de cuatro años va a ser peor, porque si
le sumamos cuatro años más a los atletas que fueron ahora, tendrán cuatro años
más viejos, y, así, que menos, que menos… O sea, que “no mejo…ra… nada el enfermo”, como se dice eufemísticamente. La
experiencia que los atletas venezolanos que fueron a Beijín 2008, morirá con
ellos. Esa experiencia será intransferible. Será suya y solamente suya (o suyas
para generalizar a los que fueron). En todo caso Venezuela aparece empatada de
penúltima con otros más en el número 67, porque los que están en el 68, son la
lista de los últimos. O sea que gracias a la güara (larense) que vive en Puerto
la Cruz nos salvamos de estar en la lista de empatados en los últimos. Y eso
que eran 109…
Y ¿qué tiene que ver todo esto con
la experiencia del cáncer? Pues nada y mucho. Ya que cada experiencia es cada
experiencia y cada circunstancia es cada circunstancia y no se parece a nada ni
a nadie. Sólo nos toca enfrentar el presente como venga y viene. Lo que será,
será. Y lo que no fue, no fue. Es lo que es. Así de sencillo. A cada día le
bastan sus afanes, nos dice la Biblia. Además el estar enfermo de cáncer no nos
aísla de la realidad de la vida, ya que todo continúa igual, y esa era nuestra
realidad por entonces, a nivel de Venezuela y el mundo…O sea, que también me
trasnoché algunas veces viendo las competencias, a pesar de todo…
A todas estas ya se me aplicó la
cuarta sesión de la quimioterapia. El virus de la boca y de la nariz ya pasó a
la historia y se contaron todos los burros, dando la cuenta completa: cinco.
Faltan dos quimios para completar el tratamiento de seis. Aunque no se puede
negar que hay un burro que se me está queriendo extraviar en la cuenta, ya que
me han mandado a realizar una radiografía en la columna vertebral por algunas
molestias que se están sintiendo, sobre todo cuando me estoy cierto tiempo
sentado. El médico dice que uno de los detalles del linfoma non hodgkin es que
se aloja justamente en la columna vertebral y que hay que estudiar con
detenimiento para descartar toda posibilidad de complicaciones. Lo que más
tristeza me da es que es para el 8 de septiembre que tengo que realizarme ese
examen y no podré presidir la misa de la Virgen del Valle en mi parroquia, por
lo menos a las ocho de la mañana. Se realizará un rosario a esa hora, y si todo
va bien, a las seis de la tarde sí se hará la misa solemne de la Patrona de
Oriente: la Virgen del Valle: Ruega por
nosotros. Amén.
[1] Se denomina G8 a un grupo de países industrializados
del mundo cuyo peso político, económico y militar es muy relevante a escala
global. Está conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia,
Japón, Reino Unido y Rusia. La pertenencia al grupo no se basa en un criterio
único, ya que no son ni los ocho países más industrializados, ni los de mayor
renta per cápita ni aquellos con un mayor Producto Interior Bruto. Los orígenes
del G8 se establecen en marzo de 1973, cuando, a petición del Secretario de
Tesoro estadounidense, George Shultz, se reunieron los ministros de finanzas de
Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Francia y el Reino Unido. En la
cumbre de 1975, en Rambouillet, Francia, se produjo la entrada de Italia y, dos
años más tarde, en 1977, en la cumbre de San Juan, Puerto Rico, se unió a ellos
Canadá. Tras este último se formó el G-7, que a partir de 1998, con la
integración de Rusia, se denominó lógicamente G8.
En la Cumbre de Kananaskis
(Canadá, 2002), el G-7 se convirtió definitivamente en G8, con la admisión de
Rusia como miembro de pleno derecho a todas las discusiones. Esto ha sido
considerado como un premio por el esfuerzo de Rusia por incorporarse a la
economía de mercado. Aunque el hecho de que sea una potencia nuclear
seguramente ha influido en la entrada de este país en el Club de los países más
poderosos del planeta. Aunque, en esos días, agosto de 2008, según las
noticias, se decía, que: “la participación de Rusia en el Grupo de los Ocho
(G8) y su deseo de entrar en la Organización Mundial de Comercio (OMC) se encuentran
en peligro a causa de la crisis con Georgia, declaró el secretario
estadounidense de Comercio, Carlos Gutiérrez, a un semanario alemán” (cfr. las
noticias de los periódicos de esos días).
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